viernes, 29 de marzo de 2013

COMO LA VIDA IMITA AL AJEDREZ



A lo largo de cientos de años el ajedrez ha sido definido de infinidad de maneras: como juego, como ciencia, como deporte, como estrategia, como técnica educativa, como modo de ver la vida, como modo de ver la guerra, como una actividad intelectual, como un ejercicio de razonamiento y concentración. Entonces, ¿qué es el ajedrez?

Lo anterior ha provocado polémicas y dilemas entre los adeptos a este tablero con figuras. Este deporte-ciencia-juego de ingenio simboliza la guerra, y ha adquirido gran popularidad, se juega entre dos oponentes, en donde no interviene para nada el azar, sino la rapidez intelectual de los competidores.

Los aspectos técnicos son importantes: cada jugador cuenta con dieciséis piezas (8 peones, 2 torres, 2 caballos, 2 alfiles, el Rey y la Reina); y se desplazan estas piezas por un tablero de 64 casillas blancas y negras alternadas, llamadas escaques. El juego finaliza cuando uno de los Reyes es vencido, en términos ajedrecísticos, cuando lo colocan en posición de Jaque Mate.

Este pequeño apartado también tiene la intención de presentar un poco sobre la historia del juego. El ajedrez se originó en el Valle del Indo, y sus comienzos datan del siglo VI de la era cristiana. En sus orígenes se lo denominó Chaturanga o juego del ejército. Fue difundiéndose a través de las rutas comerciales de aquel tiempo, llegó a Persia y al Imperio Bizantino, extendiéndose por toda Asia. 

Los árabes estudiaron profundamente el juego, analizaron sus movimientos y escribieron varios tratados sobre ajedrez. Con la invasión de los árabes a España, llega alrededor del año 700 a la península y se comienza a difundir en Europa, aunque hay datos de que ya lo jugaban los vikingos y los cruzados que habían visitado Tierra Santa.

Se han encontrado piezas de épocas medievales que testimonian la presencia del juego en varias zonas europeas. Alfonso X, El Sabio, el escritor medieval galaico-toledano, interpretó, tradujo y adaptó tratados de ajedrez, a la vez que escribe su "Libro de Ajedrez". Hasta el siglo XVIII el ajedrez era un juego predilecto especialmente de la nobleza y la aristocracia, pero comienza a popularizarse hasta llegar a jugarse en cualquier ámbito, y tanto entra a la Universidad como a los cafés. Las normas y su reglamento han variado a través del tiempo, pero sigue siendo un juego de lógica, estrategia y concentración.

Asimismo existen un gran número de leyendas que hablan sobre los orígenes del ajedrez. El más conocido es la leyenda que nos sitúa su nacimiento en la India. Su inventor un brahmán llamado Sissa Ben Dahir lo concibió para distracción y ocio de un rey, tal  fue el éxito en la corte de dicho rey que ofreció a tan brillante inventor que eligiera su recompensa.

El brahmán solicitó que le fuera concedido un grano de trigo en la primera casilla del tablero, dos en la segunda,  cuatro en la tercera y seguir doblando la cantidad hasta totalizar las 64 casillas del tablero.

Dejo a disposición de la gente que tenga una calculadora a mano, el saber la cantidad de granitos de trigo le correspondían al sabio por la invención del juego, dudo que el rey pudiera hacer frente a dicha comanda, ya que la cifra final es tan elevada que  sobrepasa la producción mundial de trigo de la actualidad. 

Casi todos los escritos que hay sobre los orígenes del ajedrez tienden a realzar el influjo que ejerce a todo aquél que lo practica. Las leyendas  se originan en distintas civilizaciones pero en su mayoría se sitúan en el Lejano y Cercano Oriente.

Dichas narraciones fueron transmitidas de forma oral y los árabes, al ser los sucesores de la tradición cultural de la zona indo-persa por derechos de conquista, fueron los que asimilaron las tradiciones del ajedrez a su cultura. Con el tiempo pasaron a ser escritas adaptándolas a su conveniencia. 

Sea cual sea el origen de dicha disciplina, lo importante a destacar para los fines del ensayo es que el conjunto del juego de ajedrez con el tablero y las piezas colocadas en posición inicial nos hace recordar un campo de batalla, definido por unos límites en el cual se enfrentan dos ejércitos claramente diferenciados prestos a entrar en combate. 

Las 64 casillas por donde ha de discurrir la confrontación están bien diferenciadas, siendo de color claro la mitad de ellas y la otra mitad, de color oscuro. Nos puede correr la imaginación con multitud de batallas disputadas en este mundo claramente definido, haciéndonos retroceder en el tiempo donde la caballerosidad y las reglas estrictas de lucha marcaban las pautas de la batalla. 

A través del mismo nos llega un modelo de sociedad militar donde se reflejan las grandes gestas (la heroica coronación del peón y su transformación después de todas las penalidades pasadas) y miserias que se producen (la perdición de un gran ejercito debido a la rápida acción de un comando suicida).

Después de leer el libro de Kasparov nos encontramos con que el proceso que ocurre antes de tomar una decisión de cualquier índole es un asunto esencial en la vida social cotidiana de cualquier persona. De varias opciones de respuesta, se elige una que por sus características se perfila para resolver un problema o situación de contexto personal, laboral, profesional, etc.

Las personas que practican ajedrez, adquieren la capacidad de tomar decisiones propias, ya sean acertadas o incorrectas, de manera individual y sin influencias externas, que forjan su carácter, no sólo en el juego ciencia sino en la vida misma, ya que aprenden a ser responsables y a pensar cada paso que darán, sabiendo que un solo error puede significar el éxito o el fracaso en cualquier partida jugada. 

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