viernes, 29 de marzo de 2013

YO SOY #132


UNA APROXIMACIÓN

México vive procesos políticos y sociales muy importantes, dos periodos presidenciales después de la dichosa alternancia, que dejo al país sumido en una profunda intranquilidad e inestabilidad política, fueron el saldo de 12 años del cambio.

El hartazgo de gran parte de la población mexicana sumado a las dolencias que devienen de los periodos priístas, ocasionaron el detonado del sector más inestable y deseoso de cambios, el juvenil-estudiantil.

El #YOSOY132 aparece como un proceso necesario para guiar el pensamiento político-social de gran parte de la población mexicana. El profesor Figueiras Tapia presenta un texto interesante que nos aproximaba de varias maneras al plano contextual del movimiento social surgido en la Universidad IberoAmericana.

El texto titulado “Del 131 al #YOSOY132 (Elección 2012)” en 5 ensayos y una serie de entrevistas se aproxima de una manera importante a la problemática.

Todo comienza un 11 de mayo cuando Peña Nieto fue a dar una conferencia a la Ibero. La situación estaba tranquila hasta que, el entonces candidato a la presidencia de la república abordó el tema de Acteal. Se percibe en el primer ensayo una oleada de optimismo con respecto a lo que es posible que hagan los jóvenes para mejorar las condiciones del país.

La ideología jesuita que presumiblemente se impregnaba en él estudiantado de la Ibero se entendía como un motor importante de cambio. Para Jorge Melendez Preciado el movimiento que eferveció atraviesa probablemente un breve intermedio pero no ha concluido.

El profesor Leonardo Figueiras, presenta una visión interesante, plantea que “los movimiento sociales potencian la perspectiva electoral  e inciden en la preferencia del votante a favor de un candidato, un partido o partidos, pero no garantizan necesariamente un triunfo electoral en una sociedad fragmentada económica, social y culturalmente, en donde la pobreza es una gran medida susceptible de manipularse”[1].

Después de esto es importante mencionar que más allá de que todo surge de un hartazgo, este movimiento buscaba reformar la vida política del país y en esencia democratizar los medios de comunicación (idea aún inentendible). Este movimiento se convierte en un movimiento típico del siglo XXI, ya que recurre a un código numérico para denominarse y por el uso estratégico que sus integrantes hacen de las redes sociales.

Esta estrategia digital, como manera de aborrecer los medios tradicionales por su manejo de la información, ayudó al desarrollo por parte de los jóvenes estudiantes que “se la viven” en las redes sociales.

El texto plantea algo interesante ¿Por qué surge en la Ibero un movimiento como este? Surge en la Ibero porque los dirigentes de las universidades públicas no permitieron que los candidatos a la presidencia se acercaran a los recintos universitarios con el fin de cuidar la imagen de la universidad, en el caso de la UNAM, y para no afectar al candidato Enrique Peña Nieto. Entonces el único detonante que quedó fueron las universidades privadas.

Hay personas que creen que el movimiento es un síntoma de expresión del otoño de la clase política mexicana. Su rasgo distintivo es que se originó en una universidad privada, aunque a la fecha ha logrado incorporar también a estudiantes de universidades públicas. A varios meses de existencia, enfrenta un momento crucial: sobrevivir o perecer ante el inminente fin de la coyuntura electoral de la que emanó.

Todo recae en esta idea. Los medios de información digital, por supuesto que juegan un papel primordial. En estas relaciones de poder donde la clase política está apoyada en la clase empresarial dueña de los medios masivos de comunicación, se detenta un discurso legitimador que poco ayuda e influye en gran medida para perpetuar las estructuras.

Es posible pensar que en el mundo, con todas las movilizaciones que surgen dia con dia, vivimos un período prerevolucionario, es así que los movimientos sociales no deben participar en el juego político institucional, tienen que construir su propio espacio de poder lejos del Estado, en lo posible ignorándolo, para concentrarse en potenciar su identidad y memoria y en el desarrollo de recursos propios.

Asimismo, los movimientos sociales populares (en este caso el estudiantil apartidista) sólo deben deliberar (permanentemente), concordar, imponer y no transar. Los partidos políticos no son necesarios -ni ahora ni más tarde- desde el momento en que las ‘bases ciudadanas’ ejercen su soberanía. Todo apunta a que el camino es adecuado simplemente hay que seguir creando posibilidades de cambio estructural.


Fuente:
FIGUEIRAS TAPIA, Leonardo et. Al. “Del 131 al #YOSOY132 (Elección 2012)”, Comunicación Política Editores, México, D.F., Octubre 2012, pp. 143.



[1] FIGUEIRAS TAPIA, Leonardo et. Al. “Del 131 al #YOSOY132 (Elección 2012)”, Comunicación Política Editores, México, D.F., Octubre 2012, pp. 30.

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