UNA APROXIMACIÓN
México
vive procesos políticos y sociales muy importantes, dos periodos presidenciales
después de la dichosa alternancia, que dejo al país sumido en una profunda
intranquilidad e inestabilidad política, fueron el saldo de 12 años del cambio.
El
hartazgo de gran parte de la población mexicana sumado a las dolencias que
devienen de los periodos priístas, ocasionaron el detonado del sector más
inestable y deseoso de cambios, el juvenil-estudiantil.
El
#YOSOY132 aparece como un proceso necesario para guiar el pensamiento
político-social de gran parte de la población mexicana. El profesor Figueiras
Tapia presenta un texto interesante que nos aproximaba de varias maneras al
plano contextual del movimiento social surgido en la Universidad IberoAmericana.
El
texto titulado “Del 131 al #YOSOY132
(Elección 2012)” en 5 ensayos y una serie de entrevistas se aproxima de una
manera importante a la problemática.
Todo
comienza un 11 de mayo cuando Peña Nieto fue a dar una conferencia a la Ibero.
La situación estaba tranquila hasta que, el entonces candidato a la presidencia
de la república abordó el tema de Acteal. Se percibe en el primer ensayo una
oleada de optimismo con respecto a lo que es posible que hagan los jóvenes para
mejorar las condiciones del país.
La
ideología jesuita que presumiblemente se impregnaba en él estudiantado de la
Ibero se entendía como un motor importante de cambio. Para Jorge Melendez
Preciado el movimiento que eferveció atraviesa probablemente un breve
intermedio pero no ha concluido.
El
profesor Leonardo Figueiras, presenta una visión interesante, plantea que “los
movimiento sociales potencian la perspectiva electoral e inciden en la preferencia del votante a
favor de un candidato, un partido o partidos, pero no garantizan necesariamente
un triunfo electoral en una sociedad fragmentada económica, social y
culturalmente, en donde la pobreza es una gran medida susceptible de
manipularse”[1].
Después
de esto es importante mencionar que más allá de que todo surge de un hartazgo,
este movimiento buscaba reformar la vida política del país y en esencia
democratizar los medios de comunicación (idea aún inentendible). Este
movimiento se convierte en un movimiento típico del siglo XXI, ya que recurre a
un código numérico para denominarse y por el uso estratégico que sus
integrantes hacen de las redes sociales.
Esta
estrategia digital, como manera de aborrecer los medios tradicionales por su
manejo de la información, ayudó al desarrollo por parte de los jóvenes
estudiantes que “se la viven” en las redes sociales.
El
texto plantea algo interesante ¿Por qué surge en la Ibero un movimiento como
este? Surge en la Ibero porque los dirigentes de las universidades públicas no
permitieron que los candidatos a la presidencia se acercaran a los recintos
universitarios con el fin de cuidar la imagen de la universidad, en el caso de
la UNAM, y para no afectar al candidato Enrique Peña Nieto. Entonces el único
detonante que quedó fueron las universidades privadas.
Hay
personas que creen que el movimiento es un síntoma de expresión del otoño
de la clase política mexicana. Su rasgo distintivo es que se originó en una
universidad privada, aunque a la fecha ha logrado incorporar también a
estudiantes de universidades públicas. A varios meses de existencia, enfrenta
un momento crucial: sobrevivir o perecer ante el inminente fin de la coyuntura
electoral de la que emanó.
Todo
recae en esta idea. Los medios de información digital, por supuesto que juegan
un papel primordial. En estas relaciones de poder donde la clase política está
apoyada en la clase empresarial dueña de los medios masivos de comunicación, se
detenta un discurso legitimador que poco ayuda e influye en gran medida para
perpetuar las estructuras.
Es
posible pensar que en el mundo, con todas las movilizaciones que surgen dia con
dia, vivimos un período prerevolucionario, es así que los movimientos sociales
no deben participar en el juego político institucional, tienen que construir su
propio espacio de poder lejos del Estado, en lo posible ignorándolo, para
concentrarse en potenciar su identidad y memoria y en el desarrollo de recursos
propios.
Asimismo, los
movimientos sociales populares (en este caso el estudiantil apartidista) sólo
deben deliberar (permanentemente), concordar, imponer y no transar. Los
partidos políticos no son necesarios -ni ahora ni más tarde- desde el momento
en que las ‘bases ciudadanas’ ejercen su soberanía. Todo apunta a que el camino
es adecuado simplemente hay que seguir creando posibilidades de cambio
estructural.
Fuente:
FIGUEIRAS TAPIA, Leonardo et. Al. “Del 131 al #YOSOY132 (Elección 2012)”, Comunicación
Política Editores, México, D.F., Octubre 2012, pp. 143.
[1]
FIGUEIRAS TAPIA, Leonardo et. Al. “Del
131 al #YOSOY132 (Elección 2012)”, Comunicación Política Editores, México,
D.F., Octubre 2012, pp. 30.
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