El
ensayo que aquí se presenta intenta ser una aproximación adecuada para
comprender ciertos aspectos del mexicano, partiendo de la siguiente premisa:
“El mexicano es un ser que siempre se ha
encontrado condicionado por influencias externas”
México
es un país que padece de diversos contrastes sociales, generalmente provocados
por influencias externas. Lo entendemos de esta manera, como un mosaico de
culturas, de las cuales surge un “ente”, un tanto extraño, que conocemos como:
“El mexicano”.
Si se habla de un mosaico de culturas, se
habla, por tanto, de una aculturación sufrida desde hace varios siglos. Ésta se ha dado de diversas maneras. En la época prehispánica se dio entre
las diversas culturas existentes, por ejemplo: olmecas, mexicas, teotihuacanos,
zapotecas y mayas, aquí, el intercambio de cultura entre estas civilizaciones se daba por medio del comercio y también por medio de las guerras, las cuales posibilitaban que los pueblos ganadores tomaran como
esclavos a los habitantes del pueblo derrocado. La mescolanza era impresionante.
Lo anterior, permite comprender porque las culturas prehispánicas tenían
dioses similares con nombres diferentes. Los mayas y los aztecas no variaban
mucho en la forma de pensar sobre sus deidades, Quetzalcoatl y Kukulkan (La
serpiente emplumada) son una muestra de ello.
Los olmecas adoraban al jaguar igual que la cultura maya y el sistema de
calendarios y la arquitectura de aquellos periodos son una reiteración concreta
de las grandes mezclas y similitudes culturales.
La aculturación que se percibe aquí se dio de manera paulatina,
espontanea y natural.
Sin embargo, lo anterior fue durante un periodo. Para la época de la
conquista española, los naturales de lo que ahora es México sufrieron de una
aculturación violenta y represiva en diversos sentidos. Las tradiciones
religiosas, sociales, políticas y económicas
fueron impuestas por la fuerza bruta.
Esto propició que el habitante actual de México tenga muy arraigado
tanto los aspectos de las comunidades prehispánicas, como las del periodo
colonial.
Hoy en día sufrimos de otro tipo de aculturación, el comercio. Los
dominantes ahora son los Estados Unidos de América y países europeos como
Francia, España, Italia, entre otros.
El mayor proceso de aculturación se ha dado con la cultura anglosajona.
Éste ha sido paulatino y comenzó hace unas décadas, la forma como se manifiesta
es mediante la adaptación de costumbres anglas las cuales imitamos, algunas de
las cuales han hecho que comencemos a perder nuestras raíces, algunos ejemplos
son los días festivos y el lenguaje .
Todo lo anterior no ha evitado que el mexicano se sienta orgulloso de su
país, cultura, etnicidad y estilo de vida.
Por historia entendemos que el mexicano está constituido por varios
factores que marcan sus formas de pensar, sobrevivir y relacionarse. En primer
lugar tenemos el factor indígena que nos inclina a una actitud
fatalista, dependiente y resignada.
Con
respecto a la religión, una cosmovisión politeísta, pues tendemos a adorar o
buscar siempre dioses entre los mortales para adorarlos. Además de una idea de
los estratos sociales sin posibilidad de movilidad ascendente.
En
segundo lugar aparece el factor Español. La religiosidad que dejó en la
sociedad es el pan de cada día. Los españoles que llegaron a México no eran
precisamente “la crema y nata” de la sociedad española, sino las personas de
los más bajos estratos, ambiciosas, con el ánimo de obtener poder y
riquezas.
Este
perfil se impregnó en la cultura mexicana la ambición, la hipocresía y la
religiosidad en extremo apego de normas rigurosas. Sobre esto Samuel ramos
afirma que: “Nos tocó el destino de ser conquistados por una teocracia
católica que luchaba por sustraer a su pueblo de la corriente de ideas modernas
que venían del Renacimiento”[1].
Lo
anterior es importante, porque tampoco en la ideología española existe una
noción de hacer a sus colonias independientes, que se bastaran por si solas, el
propósito era explotarlas. De ahí México adoptó un sentimiento de servilismo y
sometimiento, el mexicano solo quiere conservar las condiciones de siempre pues
lo nuevo y lo que parece descabellado le da miedo, el mexicano siempre quiere
depender de alguien más.
En
el país existen personas que a los más de 35 años quiere depender siempre de
sus padres y no busca su independencia. Esto lo propicia la sobreprotección de
los padres. En muchos lugares del país, existen familias donde los hijos y sus
esposas viven en casa de los padres. Diferente a otras culturas como la
estadounidense que a llegar a la universidad se busca que el hijo se separe del
seno familiar, lo mismo ocurre con países como Portugal, Alemania, Francia,
etc.
Con
el paso del tiempo llego el tercer factor que, desde una perspectiva muy
particular, es el más influyente en la actualidad, el factor anglosajón. Dicho
factor se ha exteriorizado de varias maneras, debido a la heterogeneidad de
formas de pensar en México.
Sin
embargo, es importante remarcar que no todos los mexicanos reaccionan de igual
manera ante este fenómeno, podrimos decir que uno de los principales aspectos
que se ha tomado del anglosajón es el individualismo y la competitividad.
México
se ha convertido en un país individualista a pesar de tener los valores de la
familia muy arraigados. Al mexicano no se le facilita trabajar en equipo.
En
“El laberinto de la soledad”, Octavio Paz explica que el descubrimiento de
nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos. Así, entre el mundo y nosotros
se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. El
mexicano con el paso del tiempo se hizo individualista, receloso de todo lo que
tiene.
La cultura anglosajona ha hecho que
adoptemos muchos de los vocablos que se usan en el lenguaje inglés, palabras
como “OK” y “bye” ya son de uso común y muy difícilmente se emplean sus
equivalentes en español. Sin duda el lenguaje de EU influye en gran medida, por
los grandes niveles de transmisión que hay en el país, pero no es lo único que
permite la adquisición de vocablos, ideas y objetos provenientes del país
vecino.
La
cercanía es un elemento importantísimo pues podemos ver que en la frontera
norte las personas tienen más características de la cultura norteamericana que
de México, de hecho es más común que empleen dólares en lugar de pesos,
obviamente el poder económico que tiene EU es un factor que determina el grado
de integración de la cultura anglosajona en la cultura mexicana.
En
nuestro estilo de vida influyen las compañías transnacionales al traer varios
productos desde el extranjero como es la ropa, comida, películas, todo lo vamos
asimilando y poco a poco lo hacemos parte de nuestra vida común.
Lo
“Americano” (como le llaman a todo lo proveniente de E.E.U.U., como si E.U.A.
sea solamente el continente Americano) ha influido hasta en las celebraciones
mexicanas. En vario estados del país se celebra el “hallowen” y hasta las
escuelas lo promueven. La navidad es otro claro ejemplo de esto: La navidad
como hoy la celebramos es igual un esquema anglosajón, aun cuando ella proviene
de Europa, adoptamos la navidad por medio de EU.
Así,
tenemos que como mexicanos estamos conformados por tres factores primordiales:
el indígena, el español y el anglosajón.
¿CRISIS DE IDENTIDAD?
Se
puede decir que el mexicano sufre una crisis de identidad. El mexicano no cree
en sí mismo, y tiende a la imitación, Samuel Ramos, dice al respecto que: “los
fracasos de la cultura en nuestro país no han dependido de una deficiencia de
ella misma, sino de un vicio en el sistema [...] tal vicio es la imitación”[2].
El
mexicano es ambivalente, producto de su falta de identificación. Ya que como
vimos es una mezcla de indígena, español y anglosajón. Lo anterior, se
manifiesta en las formas de actuar, todas sus inseguridades son disimuladas con
actitudes totalmente opuestas y contrastantes.
En
la colonia se admiraba y se trataba de imitar a los españoles y en la
actualidad se admira lo Estadounidense y al mismo tiempo se detesta a ambos. Los
mexicanos buscan un ejemplo a seguir, pues se autodenigran y no creen en sus
ideas propias. El mexicano intenta ser reconocido por los países a los que
idolatra inconscientemente y al no ser reconocido se frustra por todo su
esfuerzo.
El
mexicano es “valemadres”, alardea, tiene desplantes de superioridad, el
mexicano es un personaje inconforme que hace poco para cambiar esa
“inconformidad”, pues al mismo tiempo es un ser miedoso. Se da un choque entre
lo que desea y lo que puede conseguir.
El
mexicano al verse tan diferente con sus congéneres no sabe bien que es. En la
calle hay morenos, rubios castaños, negros. El mexicano siempre quiere ser más
claro de color de lo que realmente es, por ejemplo: las personas ya no son
morenas, son morenas-claras.
Todos
quieren ser güeros o lo más cercano a ello.
El mexicano no se reconoce a sí mismo, no se acepta tal cual. Esto da
como resultado una autoestima baja, lo que no le permite vivir en sociedad como
él quisiera.
EL HUMOR DEL MEXICANO
Este
tema particularmente, me pareció algo muy importante, que no podía faltar a la
hora de abordar al mexicano en un ensayo, su humorismo.
Los
chistes que se reproducen a nivel nacional son en su mayoría autodevaluativos.
¿Cuáles son estos? Los chistes donde aparece el típico mexicano hace todo mal y
da una situación graciosa.
El
mexicano, con el humor, tiene un mecanismo que intenta compensar las diversas
situaciones que debería de preocuparnos o de hecho son denigrantes. Los chistes
dan cierto alivio a escenarios comunes en México y son preocupantes, de ahí los
chistes sobre el gobierno y las autoridades.
Aquí
vemos claramente esa situación de “valemadrismo” que demuestra la poca
importancia que se le llegan a dar a las cosas.
El
mexicano también encuentra alivio en su humor. ¿Quién no ha escuchado un chiste
donde haya un mexicano, un estadounidense, un alemán, un chino o algún otro
personaje de algún país lejano, donde el mexicano siempre sale como el
“chingón”? Aquí el mexicano desahoga toda su falta de competencia ante la
realidad. El mexicano se siente menos capacitado que otros, pues siempre buscar
ser mejor o sobresalir a costa de lo que sea.
Los
albures son la forma, por excelencia, en la que se busca ser mejor que otra
persona. El albur busca la intimidación. Esto fue tan arraigado que ahora es
parte de la cultura mexicana. La picardía es algo cultural en el mexicano. Es
una manera de salir de todos los problemas de la vida diaria.
LAS
FIESTAS DEL MEXICANO
Octavio Paz afirma que: “a través de la Fiesta
la sociedad se libera de las normas que se ha impuesto. Se burla de sus dioses,
de sus principios y de sus leyes: se niega a sí misma”[3].
Las fiestas cubiertas de alcohol o cualquier otra
sustancia que saca de la realidad a las personas, son el desahogo del mexicano.
El mexicano necesita de las fiestas para liberarse y ser tal y como quiere ser.
Para despojarse de las hipocresías instauradas por la sociedad.
En este sentido, el mexicano es un ser reprimido.
Siempre oculta todo lo que realmente es y en lo que cree. El mexicano utiliza
sus fiestas para burlarse de todo, hasta de la misma muerte. El mexicano se ríe
de ella y la reta, las típicas calaveras son un claro ejemplo de esto.
EL NACIONALISMO
El nacionalismo que despertó hace poco
más de un siglo en pensamiento de Samuel Ramos tiene un origen biológico. Este
se explica por los múltiples fracasos al intentar imitar sin discernimiento una
civilización extranjera. El mexicano ha aprendido a golpes que tiene un
carácter propio y un destino singular, que a pesar de no querer reconocer, es
imposible desconocer. Todos los fracasos por intentar ser aceptado por lo que
ha intentado imitar da como resultado un sentimiento que ahora es llamado
nacionalismo.
Este sentimiento, nace de la voluntad de
formar una cultura propia, que se contraponga a la europea y a la anglosajona.
Se intenta retomar todo lo indígena y revalorarlo. El mexicano intenta
revalorar lo que por algunos años desprecio por concebirlo como símbolo de
derrota. “Para volver la espalda a Europa, México se ha acogido al
nacionalismo... que es una idea europea”[4].
Y sin embargo, seguimos imitando.
El nacionalismo se instaura y tiene entre sus símbolos
endiosados: la bandera, el escudo y el himno nacional que tienen origen en
concepciones europeas. El mexicano a pesar de todo no ha podido conocerse a sí
mismo. Esto se debe a que en el país existe una gran cantidad de formas de
concebir las cosas.
La población mexicana se encuentra muy polarizada. De
extremo a extremo, el país es muy diferente, pues son resultado de diferentes
procesos sociales, de diversos climas y diversas tradiciones, ya que el pasado
indígena aun sigue arraigado por cada uno de las regiones del país.
El mexicano no puede ser definido tan fácilmente, pues
en cada región del país difiere en temperamento, en actitudes, en gastronomía,
en ambientes, en costumbres y tradiciones. El mexicano, no es nacionalista en
la misma fuerza en todo el país. El nacionalismo es un sentimiento muy
heterogéneo.
De esta manera, al intentar definir al mexicano se
puede caer en una falacia pues son claras las diferencias de concepciones y
modos, pero intentarlo tampoco es malo, sólo un trabajo arduo.
LA VIDA POLÍTICA DEL MEXICANO
La
política para el mexicano, no representa la oportunidad de favorecer al bien
común. Se ha dicho con anterioridad que el mexicano es un ser egoísta,
individualista y en búsqueda de la superioridad, siempre anda buscando a quien
“chingar”. En el caso de la política es lo mismo, la política se ve como una herramienta para
conseguir poder, y buscar beneficios propios.
De
esta manera la política mexicana siempre se ha impregnado de egoísmo,
individualismo y personas que como les costó llegar a donde están no se interesan por ayudar a los demás
sino por el contrario mantenerlos en ese estado.
“En
general, los mexicanos se interesan en la política porque en ellos se encuentra
exaltada la voluntad del “poderío”[5]. El
mexicano busca el poder, simplemente quiere ser el “mas chingón” del país.
CIERRE
El
mexicano es un “ente”, bastante extraño y bipolar. El desarrollo de su cultura
es derivado de diversos procesos. Las maneras como se desenvuelve en su vida
cotidiana frente a los extranjeros y frente a los mismos mexicanos es resultado
de la historia propia del país.
Como
se mencionó anteriormente, el mexicano no puede ser definido tan fácilmente,
pero este ensayo es producto de situaciones repetitivas en la cultura mexicana
que posibilitan hacer un análisis cuantitativo y cualitativo muy cercano al
originario de México.
FUENTES:
KENNETH Turner. John,
México Bárbaro, Ediciones Quinto Sol, México.
PAZ.
Octavio, El laberinto de la soledad, FCE, México, 2004, p.11-231.
RAMOS. Samuel, El perfil del hombre
y la cultura en México, UNAM, 1963.
[1]
RAMOS. Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, UNAM, 1963,
p.37.
[2] RAMOS. Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México,
p.28
[3]
PAZ.
Octavio, El laberinto de la soledad, FCE, México, 2004, p.56
[4] RAMOS. Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México,
p.117
[5] Ibid, p.178
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