viernes, 29 de marzo de 2013

“EL MITO, LA MAGIA Y LOS CAUDILLOS EN LA POLITICA ACTUAL"



Si pensamos en una sociedad primitiva, nos encontramos con una sociedad basada en los mitos y la magia para regular sus procesos cotidianos como la regulación del poder interno. Cassirer, en su texto “El mito del estado”, afirma que estos procesos son aplicables a la vida política del ser humano moderno.

La consternación orilla al hombre a recurrir a medidas desesperadas. La política actual ha sufrido tal proceso. Cuando la razón no puede solucionar nuestros problemas siempre existirá un milagro.

A pesar de que las sociedades no se rigen por leyes escritas, estatutos e instituciones, estas presentan una organización concreta. Asi entendemos que los individuos de ese tipo de sociedades no viven en la anarquía, por el contrario se mantienen unidas y en buena convivencia por medio de rituales basados en los mitos.

A pesar de que la organización mítica de la sociedad parece quedar superada por una organización racional, hay momentos críticos que piden a gritos el regreso de las concepciones críticas que ya se pensaban superadas. Esto da pauta para el surgimiento de nuevos mitos. Cassirer afirma al respecto que “nuestra vida política moderna ha retrocedido bruscamente hacia formas que parecían enteramente olvidadas”[1].

¿Qué sucede con el Caudillaje? El autor afirma que el caudillaje aparece tan sólo cuando un deseo colectivo ha alcanzado una fuerza abrumadora y, por otra parte, se ha desvanecido toda esperanza de cumplir este deseo por la vía ordinaria y normal. Cuando todo está perdido el caudillaje es lo único que nos queda.

Esto lo podemos ver dia con dia, cuando México se veia hundido en un mar de crisis sociales y económicas, después del sexenio de Vicente Fox, apareció López obrador. El más reciente caudillo nacional. El hombre civilizado se ve sometido a los impulsos irracionales.

El ser humano moderno ha evolucionado de una manera formidable a tal punto en el cual la política ya es vista desde dos planos. Lo racional y lo irracional conviven dentro del mundo actual. En este sentido, el político moderno ha tenido que unificar dos funciones distintas e incompatibles. Actúa como homo magnus y como homo faber a la vez.

Así llegamos a el primer paso que había que dar era un cambio en la función del lenguaje. En la historia de la civilización, la palabra cumple dos funciones completamente distintas.

Para decirlo brevemente, podemos llamar a estas funciones empleo semántico y empleo mágico de las palabras. Aun entre las llamadas lenguas primitivas se encuentra siempre la función semántica de la palabra; sin ella no podría haber lenguaje humano. Pero en las sociedades primitivas la palabra mágica tiene una influencia predominante y abrumadora. No describe las cosas o las relaciones de las cosas; trata de producir efectos y de cambiar el curso de la naturaleza.

Lo anterior no puede hacerse sino con un arte mágico elaborado. El mago o brujo es el único que puede manejar la palabra mágica. Pero en sus manos ésta se convierte en un arma de las más poderosas. Nada puede resistir su fuerza.

Lo más interesante es que, todo lo anterior se da en el mundo moderno que vivimos. Si hacemos un recuento de nuestros mitos políticos modernos y el empleo que se les ha hecho encontraremos que no sólo han transformado los valores, sino que también han operado una evolución del lenguaje.

Lo mágico tiene primacía sobre la palabra semántica. Lo que ha pasado es que palabras viejas han agarrado en sentido diferente. Las nuevas palabras están cargadas de significados violentos. Esto es un claro ejemplo de propaganda.

Esto resulta complejo pues la palabra mágica por sí sola no lo es todo. Para que la palabra surta efecto debe ser complementada con nuevos ritos. Este es el caso de los mayas, a los que les destruyeron sus códices y pusieron en sus mentes nuevas ideas, lo anterior dejándoles nuevos ritos que combinaban ideas previas a la conquista y el nuevo dios de la religión católica.

En pocas palabras, la mujer y el hombre moderno, a pesar de la intranquilidad o muy probablemente a causa de ella y del mal manejo de las emociones, no ha podido superar la condición de vida primitiva. Cuando llega a ser tan fuerte la presión el ser humano regresa a ese estado basado en la vida de completa aquiescencia. No se da el proceso de cuestionamiento, ahora acepta. Los caudillos pasan a ser los que mueven a todos como títeres.









FUENTE:
Cassirer, Ernst. “La técnica de los mitos políticos modernos” en <<El mito del Estado>>, 1946. Fondo de Cultura Económica, México, décima reimpresión, 2004, pp. 327-351.


[1] Cassirer, Ernst. “La técnica de los mitos políticos modernos” en <<El mito del Estado>>, 1946. Fondo de Cultura Económica, México, décima reimpresión, 2004, pp. 342.

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